miércoles, 2 de julio de 2014

LA MANIPULACIÓN DE FACEBOOK

El gran hermano existe y es un peligro real




Es un escándalo cósmico la reciente manipulación realizada por Facebook, demostrando su capacidad para generar depresión en sus usuarios a base de alterar deliberadamente el contenido de su 'feed', es decir de las informaciones que le llegan de las personas conectadas, a base de mostrarles solo contendidos negativos. La amplitud de la muestra afectada, 700.000 personas, pone de relieve el potencial de estas empresas para formatear las mentes y los estados de ánimo. Este experimento de Facebook consistió en actuar sobre aquella muestra. A unos les enviaba noticias positivas y a otros negativas, y el objetivo era observar la capacidad de influir en su estado de ánimo, sin conocimiento de los afectados. El 'invento' funcionó y ahora la empresa ya sabe más de cómo manipular.

Estos son los elementos característicos de esta capacidad: 

1.- La apropiación de todas las informaciones que manda el usuario. Esto si lo hiciera una compañía telefónica sería ilegal, pero en la red no lo es. Los que se oponen a las limitaciones en este medio, o no entienden nada, o simplemente son lacayos de estos grandes imperios no regulados que constituyen el peor de los imperialismos, el de la información y la cultura. 

2.- Todo esto posee un efecto multiplicador de la mano de la dependencia brutal de un número creciente de personas hacia lo que les llega y recomiendan estos medios. La propia personalidad se diluye en un magma sin criterio en internet. Estas grandes empresas están despersonalizando el mundo, formateando las mentes, sobre todo mediante acciones de inteligencia emocional, pero también pueden hacerlo -es el caso de Google- jugando con los datos, el tipo de información que aparece en los primeros lugares cuando se practica una búsqueda 

3.- En este contexto la intimidad ha desaparecido, no solo por la cantidad de cosas que se cuentan de uno mismo en la red, sino porque los avances en 'big data' les permiten un conocimiento de todo el mundo brutal, como nunca habían soñado las policías políticas de los regímenes comunistas y nazis. Tienen el poder de saber y, a través de él, de influir en lo que pensamos y decidimos. Son el Gran hermano de George Orwell y significa un cambio de paradigma, que afecta a la libertad y, algo peor todavía, a la forma de pensar. Es el sueño realizado de todo dictador. Google por ejemplo 'lee' el contenido de nuestra mensajería, y esto le permite una publicidad ajustada a la persona y al momento. El riesgo de que todo esto se convierta en política dominante no es tal. Porque ya no es un riesgo, es decir una posibilidad, sino un hecho.

Dos cuestiones nos parecen evidentes. Una, la Iglesia ha de asumir ese nuevo reto y afrontarlo. Primero, en nombre de la libertad humana; segundo, porque cuando se desencadene la campaña contra ella será aniquiladora.

La segunda cuestión trata de la necesidad de regular toda esta montaña de indecencia que constituyen las violaciones de Facebook, Google, Twitter entre los más destacados, pero no los únicos. Regulación estatal para empezar. Es una parodia que la Agencia de Protección de Datos persiga a un comercial por utilizar datos de tarjetas para su tarea y aquellas vulneraciones masivas sigan intactas. Pero la escala estatal sirve de poco, es necesario que la Unión Europea legisle en esta materia, y aquí el golpe ya sería más decisivo. Por último, esta y otras cuestiones revelan la necesidad de una autoridad mundial en esta materia, como existe en el campo del medio ambiente, el comercio y las finanzas. Sus predecesores no son un ejemplo bueno, pero sí son mucho mejor que nada.



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