domingo, 7 de agosto de 2016

¿NOS ACHICHARRAREMOS?

No puedo coger la pluma de tanto frío como tengo. Congelado estoy, diría yo y todo porque este verano todas las fuerzas de la naturaleza se han aunado para recordarnos que existe el sol y que el calor no se disipa por chiripa, sino cuando lo desplaza el frío al que no da el sol. Hay que ponerse a la sombra pues, para que no resbale la pluma y se emborronen las letras con tanto sudor entre las cejas que se desplomen al papel y a las palabras las haga desaparecer.


No podemos exponernos al sol, si queremos estar frescor y escribir lo mejor en un ambiente refrescante y sin calor que no nos haga escribir algo que dé el cante. Cante o no cante, tenga aceptación o no, una buena lectura te lo agradecerá el lector, de ahí que tu empeño deba ser que tu pluma rastree de ti lo mejor, de modo que el que te lea, aunque no te conozca, vea que en tus escritos hay parte de tu corazón.

Y en ese empeño, comienzo a escribir, sin saber muy bien ni tener perfilado el qué y el cómo lo voy a decir. Por ello ahondo en mi interior y revivo episodios de mi vida que nunca pudieron tener para mi mejor aceptación. Episodios de toda una vida que revolotean, un día sí otro no, a mí alrededor.

Son las cinco de la madrugada y qué alegría que no veo ningún rayo de sol todavía, tal vez porque no amaneció. Doy mis primeros plumazos sobre el papel, me levanto del escritorio, corro las cortinas, abro la ventana, asomo la cabeza al exterior y me llevo una sorpresa: otra vez somos presa del calor, ha aparecido un primer rayo de sol. Tiro la vista a la lejanía, diviso el mar de agua azul, observo en el horizonte el primer resplandor, no hay ni una nube, el cielo está limpio tan solo moteado por las gaviotas que se desplazan como aviones caza y aterrizan en su aeropuerto, la arena, donde pasean y picotean, dos actividades que les llena. Poco oleaje, más bien aguas quietas se aprecian desde mi ventana y ello me tira a ir dar un baño, para soportar mejor estos días del año en que, no nos llevemos a engaño, el calor es más caluroso que el de antaño, porque antes, hace unos años, no había tanta UVA como desprenden ahora los rayos solares, que parecen querer derretirnos, aunque sin atino, pues las cremas protectoras mantienen a la uva en una constante zozobra.

Mientras sigo enfangado en mi escritura, pasada media hora más, ya se adentran los rayos solares por los pilares de mi casa. Ahora ya tengo luz, ya no es escasa y he de bajar los toldos que la rebajan, para encontrarme en ese ambiente más fresco y oscuro que te relaja, como única manera de sentirte protegido de ese sol que te derrite y desgaja y se adentra en la piel como una navaja. Pero, aun así y ha pesar de estas medidas, el calor hace su presencia y he de cerrar ventanas, encender el aire acondicionado, de lo contrario para escribir me encuentro condicionado y no sé si sabré decir todo aquello que quiero escribir, al menos con la claridad y espontaneidad que requiere el tema a tratar, pues, aunque a estas alturas de la mañana todavía no lo he comenzado, tengo en mente trazos de lo que será y que tiene relación con cuanto he dicho ya: el cambio climático.

Si no reducimos rápida y drásticamente las emisiones de gases efecto invernadero en todo el mundo, los impactos del cambio climático serán realmente graves y drásticos. Las emisiones de este tipo de gases han aumentado mucho desde la época preindustrial.

El modelo energético global basado en la quema de combustibles fósiles, es el problema. Los impactos del cambio climático ya son perceptibles, y son evidentes por estos datos, como:



- El aumento de la temperatura global de 0,85 ºC, el mayor de la historia de la humanidad.
- La subida del nivel del mar.
- El progresivo deshielo de las masas glaciares, como el Ártico.
Pero hoy también podemos ver los impactos económicos y sociales, que serán cada vez más graves, como:
  • Daños en las cosechas y en la producción alimentaria.
  • Las sequías.
  • Los riesgos en la salud.
  • Los fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas y huracanes.
Y es que el 97% de los científicos está de acuerdo en que el cambio climático está sucediendo ya, y que está generado por los gases de efecto invernadero emitidos por el ser humano. El sector energético es el mayor responsable debido a su uso de energías sucias (petróleo, carbón y gas). Unas 90 empresas son responsables de casi las dos terceras partes de las emisiones mundiales.
Los expertos marcan el aumento de 2 ºC de temperatura como el umbral que no debemos alcanzar si no queremos vivir los peores impactos del cambio climático. Sin embargo, en los peores escenarios probables que los expertos reflejan, el aumento de temperatura podría llegar a los 4,8 ºC para final siglo. Además, las inversiones para la adaptación al aumento de la temperatura serán mucho más elevadas cuanto más tardemos en actuar. Según el Banco Mundial, las pérdidas por los desastres naturales alcanzan los 3,8 billones de dólares desde 1980.

España está entre los países más incumplidores del Protocolo de Kioto, lo que nos ha llevado a gastar  800 millones de euros en la compra de derechos de emisión. Por si eso fuera poco, la última reforma del sector eléctrico frena las energías renovables, penaliza el autoconsumo energético, y fomenta energías sucias, como la extracción de petróleo y el fracking (un sistema altamente contaminante que permite extraer gas o petróleo fracturando el subsuelo).
La solución es una revolución energética que transforme el sistema hacia las energías renovables, la eficiencia energética y la inteligencia. El desarrollo de estas energías será una fuente de empleo y reducirá los costes de la electricidad.

Y ahora, al final de este tema que he esbozado, solo porque este año tanto calor y tanta temperatura el sentimiento me ha tocado, he de invitaros a mis lectores a que luchéis por la solución expuesta y manifestéis vuestra repulsa por esos gases que nos llevan al desastre.


Isidro Jiménez