jueves, 21 de mayo de 2015

EL (IBI) IMPUESTO DE BIENES INMUEBLES

ELECCIONES A LA VUELTA DE LA ESQUINA

Reflexiono en voz alta y me pregunto, ¿otra vez elecciones? y seguidamente me respondo, pero son elecciones municipales, como quitándole importancia, pues son para elegir a un solo alcalde, el que dentro de sus mermadas competencias regirá mi pueblo o ciudad.

Pues a cuento de estas elecciones municipales próximas y al hilo de esa reflexión, me atrevo con vuestro permiso a dedicaros unas líneas que, sin que puedan siquiera influir en vuestra decisión de voto, os hagan al menos recapacitar:

Es notorio y todos conocemos que la crisis que tenemos encima y que todavía tendremos durante muchos años aunque traten de maquillarla con pequeñas mejoras o brotes verdes que no vemos, ha propiciado que nuestros pisos, casas, viviendas habituales y segundas residencias, hayan experimentado una bajada de precio espectacular, de modo que el valor de todos esos inmuebles se ha desplomado hasta el punto de tener ahora en el mercado un precio por debajo del que se pagó en su compra.

El hecho de que hayan bajado los precios de las viviendas, un hecho tan significativo y que afecta no a unos cuantos sino a cualquier español, debería haber producido en cascada otros hechos, como que se redujeran las hipotecas, pues si la tasación de la entidad crediticia fue en exceso, debería paliarse ahora por defecto. Pero esto sería competencia del Gobierno central, por ello prefiero entrar en el siguiente hecho.

Este hecho al que me refiero es que cada año pagamos más y más de (IBI) Impuesto de Bienes Inmuebles, un impuesto que debe ser proporcional al precio o valor del inmueble en cuestión y que ha venido siendo revisado al alza, muy a pesar de que los valores de lo inmuebles han bajado, creando una desproporción doble, propiciado todo esto por el simple hecho de que son los Ayuntamientos los que lo cobran, siendo su principal ingreso.

No me voy a extender más. Me daría por satisfecho si contribuyo a hacer pensar sobre la oportunidad de leerse los distintos programas electorales de los partidos y ver cuáles llevan entre sus propuestas una acomodación de los valores catastrales de los inmuebles y la aplicación de un IBI conforme a esos valores más bajos que hoy rigen en el mercado inmobiliario.

(isidrojimenez.com)


martes, 12 de mayo de 2015

CAMBIOS DE VIDA

LOS CAMBIOS EN LA VIDA POR EL ENTORNO

Sin duda estamos sometidos a cambios en nuestra vida que, aunque no queramos o tratemos de que no se produzcan, se suceden más a menudo de lo que esperábamos y  nos hacen salir de nuestra rutina diaria, produciendo a su vez cambios en nuestro comportamiento, en nuestra alimentación, en nuestra forma de relacionarnos con la gente y hasta en nuestra forma de pensar y de ser.

Lo anterior me lleva a la conclusión de que, aunque consideremos que casi en todas partes se vive igual y que ya quedan pocas costumbres exclusivas y casi nada singular de cualquier lugar, existe eso que llamamos la idiosincrasia de un pueblo, esa personalidad y peculiaridad distinta que lo hace diferenciarse de los demás, tanto en sus gentes como en sus costumbres y formas de vida, así como en la particularidad de sus habitantes y el distintivo y rasgos propios de sus construcciones, monumentos, paisajes, naturaleza y fauna.

Esta reflexión a simple vista sencilla y poco retorcida, tiene un trasfondo y profundidad que, de ahondar en ella, nos puede llevar a conocer y convivir, no muy lejos de donde vivimos habitualmente, con un mundo muy distinto al que día a día asistimos.

Me estoy refiriendo a ese impacto que produce el cambio de vida de la ciudad al pueblo, principalmente si se trata de un pueblo pequeño y de población reducida, de no más de dos mil habitantes, de gentes con arraigo, la mayor parte oriundas del lugar y con costumbres de vida de toda la vida y de por vida, porque a simple vista nada ni nadie las hará cambiar. Gentes que viven en su particular mundo, que ellos y en conjunto, han ido creando a lo largo de años y años y del que no salen porque no les afectan los cambios producidos en la sociedad, a pesar de que van teniendo conocimiento de ellos a través de los familiares, vecinos o allegados, que vuelven a su pueblo natal tras años de haber emigrado a otros pueblos de mayor renombre o abolengo o ciudades, lugares donde prima el estrés, la moda, el lujo, el consumo y sobre todo una amalgama de obligaciones y necesidades a las que aquéllas personas del pequeño pueblo al que me refiero han casi renunciado, tal vez por la intuición de que no es para ellos lo mejor, puesto que su vida es plena en el sosiego, el reposo y la tranquilidad, proporcionándoles un letargo de bonanza ya en su avanzada edad.

Pero no es mi intención escribir sobre esas gentes sencillas que optaron por cerrarse al progreso por considerarlo poco menos que nocivo para su existencia, a los que el tan traído y llevado término de la globalización les viene grande, a quienes las nuevas tecnologías, las redes sociales u otros modernismos que nos inundan les parecen cosas que no entienden ni va con ellos, sino de aquéllos que, tras vivir en esa maraña de ambiciones y necesidades en que embulle la ciudad, optaron un día por retornar su vida al pequeño pueblo que les vio nacer, tratando de encontrar entre esos hombres de cara ruda y tosca y de faz marcada, ese mismo sosiego y tranquilidad que vivieron en él de chiquillos, que nunca en toda su vida de ausencia de su pueblo olvidaron y que ahora tratan de reproducirla como si de una obra de teatro de su niñez se tratara.

Duro choque encuentra el que a su pueblo retorna: toda su vida ha estado imaginándose su pueblo como una estampa inamovible, como un cuadro fijo, como una película inalterable, olvidando que todo, hasta su pueblo, es cambiante. Ya nada es igual. Todo ha cambiado. No es posible revivir el pasado si no es de forma superficial, tratando de convivir con esa idiosincrasia que en parte perdura, pero que ha sufrido modificaciones de importancia relevante: el pueblo ha crecido, la construcción ha sido imparable, los monumentos han envejecido, las viviendas se han adaptado al bienestar, el clima se ha enrarecido; de los lugareños muchos son desaparecidos y otros por ser jóvenes son para el que llega desconocidos; se han perdido costumbres, algunas casas ya no disponen ni de chimenea para la lumbre; no se come lo mismo, pues han llegado los supermercados que a las pequeñas tiendas de toda la vida les han producido un altercado; Ya no se siega, ya no se trilla, ya no huele a paja húmeda, ni se cogen lentejas, ni garbanzos o habichuelas, ni aun siquiera se quita el sapo a la patata y es que todo tanto ha cambiado que dudo que sigan existiendo las garrapatas.

Toda una vida pensando en el pueblo que le vio nacer, en su pueblo, en ese pueblo cuya estampa se llevó en su mente y la fue reproduciendo en su memoria en cada momento de su historia. En su retina quedaron las calles, las casas y sus gentes y hasta sus campos y los pueblos vecinos lindantes, como un lienzo perdurable, como algo inmemorable, que defendió y ensalzó entre otros como si fuera del mundo lo mejor. Ahora, llegado el momento de poder retornar a su pueblo, ya retirado de su trabajo habitual en la gran ciudad, vuelve con la imagen que se llevó, creyendo que va encontrar todo aquello que dejó, pero nada más lejos de la realidad, el pueblo ya no es igual.

Han pasado tantos años que, aun sin darse cuenta, hasta ha cambiado el que a su pueblo llega, sin ser consciente de que su percepción de las cosas ya no son las de un niño o adolescente, sino que los avatares de la vida fuera de él le curtieron y le hicieron tal vez menos sensible a esa sensiblería y sentimentalismos que transportó en su interior mientras estuvo lejos del pueblo que le vio nacer.


Y ese paso de los años no ha sido en vano, le ha dado otra visión de la vida, le ha reportado un sinfín de vivencias y anécdotas dignas de escribir libros enteros que le harían agradable el resto de sus días, pero, aun así, a pesar de casi toda una vida entera fuera del pueblo, cuando a éste llega olvida todo lo vivido fuera y se empeña y aferra en recordar esa estampa que de su pueblo dejó cuando de él se marchó. Y es que el pasado nos tira hacia él y hemos de procurar vivir el presente teniendo muy presente que, en el presente, lo importante es vivir.

Relato corto de isidrojimenez.com

viernes, 1 de mayo de 2015

A LOS CON Y SIN TRABAJO

FIESTA DE TRABAJO

Me pregunto cómo se sentirá hoy día del trabajador aquél que no tiene la suerte de tener trabajo. No sé si considerará una burla esta fiesta que parece ser para los que trabajan o por el contrario que se equivocaron, los que la crearon, olvidando a aquellos que se encuentran en esta situación de desocupado.

Quisiera ponerme en la piel de el que realmente quiere y no puede, en el que busca y no encuentra, en el que ha encontrado pero no lo ha cogido por ingrato o mal pagado, en el que buscó y encontró y lo cogió o simplemente se lo dieron, de modo que está ocupado y en los que aun ocupados sufren por su ocupación por no haber conseguido el trabajo al que aspiraban. A todos ellos, ocupados o no, los considero trabajadores.


De todos es la fiesta del día del trabajador, pero es una fiesta del trabajador y de trabajo, porque es trabajo de todos que debemos mejorar las oportunidades para el trabajo y la condiciones de los trabajadores. Este día del trabajador debe aunar las conciencias de todos, los ocupados y desocupados, y trabajar unidos para la consecución de trabajos y condiciones laborales dignas y para restablecer las bases de reivindicación de que disfrutábamos antes de la reforma laboral.

La reforma laboral implantó un despido mucho más barato, con menos requisitos y que será por norma general procedente; dio más facilidades al empresario para cambiar jornadas, turnos, funciones y salarios; y posibilitó los despidos colectivos, entre otras medidas.

De la reforma laboral, vigente desde el 13 de febrero de 2012, cabe distinguir, aunque ya se haya hablado mucho de ello, algunos temas, entre otros, que cambiaron el tema laboral y de la queda en el recuerdo de la mayor parte de los trabajadores, así como en los propios políticos que la aprobaron, como en la gran mayoría de los profesionales en materia laboral, que ha supuesto un retroceso de 50 años de derechos laborales conseguidos, aunque en honor a la verdad se ha de decir que los jueces y tribunales han sido muy restrictivos a la hora de aplicar la ley en todos aquellos puntos funestos para el trabajador.



EL DESPIDO ES PROCEDENTE.

Por regla general el despido es procedente, por tanto es el trabajador el que ha de probar que no lo es en el procedimiento judicial por despido, demostrando que es improcedente. Se abarata la indemnización por despido, de modo que a partir de la reforma será de 33 días en lugar de 45 días por año trabajado.
Si las empresas incurren en pérdidas también podrán despedir de forma justificada, bien porque se prevean pérdidas o las haya sufrido nueve meses consecutivos con caída de ingresos o de ventas.



LOS DESPIDOS COLECTIVOS NO NECESITAN AUTORIZACIÓN LABORAL.

Los ERES ya no es necesario que los apruebe la Consejería de Empleo de la Comunidad Autónoma o del Ministerio de Empleo, siendo necesaria la autorización judicial. A salvo de los funcionarios de carrera, todo el personal laboral de administraciones públicas, empresas, entidades u organismos que formen parte del sector público podrán ser objeto de despido colectivo, por nueve meses de insuficiencia presupuestaria sobrevenida y persistente. Los afectados por ERE temporal, si quedan despedidos, podrán cobrar hasta 180 días de indemnización de paro.



CONVENIOS COLECTIVOS.

Los convenios de empresa prevalecen sobre cualquier otro convenio y todas las condiciones laborables son renegociables. Se limita la renovación automática de los convenios cuando no haya acuerdo entre trabajadores y empresarios.

La reforma da más facilidades al empresario a la hora de organizar el trabajo: le permite cambiar jornadas, turnos, funciones y hasta rebajar salarios. Para ello solo es necesario que invoque motivos económicos, como pérdida de competitividad o de productividad.

También puede hacerlo cuando la empresa registre dos trimestres de caídas de ventas o ingresos, aunque no tenga pérdidas. Si el empleado no está de acuerdo cabe doble recurso: los tribunales o el despido con una indemnización de 20 días por año con un tope de 9 mensualidades. Si las modificaciones afectan al 10% de la plantilla, se puede invocar el conflicto colectivo, que paraliza esa orden.

LAS ETT

Se convierten en agencias de colocación privada con ánimo de lucro, una ayuda para encontrar trabajo y el INEM (SEPE) puede subcontratar la búsqueda de un empleo a las agencias de colocación como empresas de intermediación laboral.

Muchas más cosas podrían decirse de esta reforma que supuso un cambio radical en el derecho laboral y un ataque a los derechos de los trabajadores para cuya consecución se invirtieron más de medio siglo.

Me conformaría con que los trabajadores fueran conscientes de que debemos seguir luchando por la consecución de los derechos que nos ha sido arrebatados, sin que haya quedado constatado que ese arrebato haya sido lo más acertado, visto ahora tres años más tarde desde que entrara en vigor la reforma laboral, que será un estigma para el partido que la aprobó por mucho que se empeñen el resto de sus días en demostrar lo contrario.

isidrojimenez.com