martes, 24 de noviembre de 2015

FIN DE AÑO

FIN DE AÑO

Salí a dar un paseo, me puse las gafas de sol y vi el día nublado, salió el sol y entré en calor y lo vi más templado.
Observé la tristeza de unos, la alegría de otros y las prisas de aquéllos en sus compras como si el año se terminara.

Pude ver cómo unos se afanaban por vender y otros por comprar, lo que me llevó a pensar en el materialismo en el que vivimos, ajenos a la festividad que da sentido a la Navidad, tiempo en que unos recuerdan a sus seres queridos ausentes, otros se encuentran solos y quienes fardan de tener que aguantar a no sé cuantos familiares una vez más.

Pero, al margen de esas paradojas de la vida, todo el mundo se hace eco de que hoy lo ha de pasar mejor que nunca, porque es final de año. El problema radica en la consideración de cada cual de qué es pasarlo bien, pues sin ir más lejos, unos lloran de felicidad y otros lloran de amargura y ambas cosas son posibles.

Lejos de todas estas consideraciones, hemos de pensar que es un día más, que no es un día especial, si no fuera porque es el 31 de diciembre y este día estuviera situado al final del calendario.
El último día del calendario de cada uno de nosotros es el día anterior a nuestro aniversario de nacimiento y ese día en que cumples años, ese día en que naciste, es el comienzo de un año nuevo en tu vida. Por tanto, el 31 de diciembre, salvo que hubieras nacido el 1 de enero, no es sino un día más de tu vida.

En tu vida hay 365 días, salvo bisiestos, cada año y cada día de los 365 han de ser especiales para ti, haciendo balance de tu proceder, criticándote a ti mismo lo mal hecho, alentándote por los aciertos, dándote ánimos para corregir, cambiar, coger fuerzas y continuar, alcanzando tus propósitos, tratando de hacer el bien a los demás, irradiando tu felicidad a tu alrededor y procurando que tu mundo y el de los demás sea cada día mejor.

POR UN MUNDO MEJOR, OS FELICITO EL AÑO PRÓXIMO.



domingo, 8 de noviembre de 2015

EL ENGAÑO VOLKSWAGEN

Hasta ahora, desde que saliera a la luz el caso Volkswagen, como se ha llamado al fraude operado por la compañía que lleva el mismo nombre, tan solo ha habido un cambio de presidente de la compañía y algunas escasas declaraciones sobre el quantum de la operación (reparaciones, sanciones, devolución de subvenciones y pérdidas por impacto negativo en ventas, etc.), sobre las fechas en que se habrá terminado el estudio de reparaciones y el comienzo de la ejecución de las mismas, así como cifras entorno al número de vehículos afectados y a las marcas y modelos que han de ser  reparados, sin que  haya habido una sola palabra respecto a cómo quedarán esos vehículos una vez reparados.

 Lo que sí se determinó rápidamente fue el problema, el dispositivo de engaño para evadir la regulación sobre emisiones, y es que el software escondido en el cerebro electrónico de los vehículos para engañar a la agencias medioambientales sobre las emisiones, consistía en conectar el sistema de navegación del coche con la unidad de mando del motor para activar un programa que falseaba esas emisiones. Es decir, que un vehículo que contaminaba más de lo regulado como permitido, se vendía como si sus emisiones fueran más bajas de lo real y por tanto dentro de lo permitido. Este software engañoso, ya se había empleado en Japón, pero en carretera pública, no en laboratorio de pruebas, ni para engañar. Por el contrario, Volkswagen lo utiliza para conseguir en el banco de pruebas emisiones contaminantes muy por debajo de las auténticas, entre 10 y 40 veces menos de lo real, según la EPA. Esta agencia en EEUU prueba en un laboratorio todos los coches antes de darles el visto bueno para su venta.

La prueba consiste en subir los vehículos a unos grandes cilindros en los que las ruedas delanteras están accionadas mientras las traseras permanecen inmovilizadas.

Al detectar esta situación "anómala", el sistema electrónico de los coches Volkswagen entraba en modo "test" o de prueba. Incorporar este modo es relativamente normal, muchos automóviles modernos lo tienen. Pero la diferencia, según explica la EPA, es que los Volkswagen activaban un programa que modificaba las prestaciones del coche durante la prueba, reduciendo ficticiamente las emisiones en comparación con las que produciría en realidad.

La investigación tendrá que determinar el motivo exacto por el cual Volkswagen recurrió a este engaño, pero todo apunta a una explicación: reducir costes. "Creo que es un tema económico puro y duro. Los coches diésel necesitan dos tipos de filtros. Uno  para reducir la partículas sólidas, la ceniza, que contiene benzopirenos, una sustancia muy dañina para la salud. Eso ya encarece el precio. El otro sirve para retener o transformar las emisiones de óxido de nitrógeno (NxO). Esto se puede conseguir con un depósito adicional llamado AdBlue. Puedes hacer todo esto y encarecer el precio, u optar por intentar engañar a las agencias medioambientales". Volkswagen escogió lo segundo.

La Euro6 es la normativa de la Unión Europea para establecer límites máximos de emisión de los vehículos. Sobre el papel estos son bastante más restrictivos que los fijados por la EPA en EEUU o por las autoridades en Asia. El problema está en cómo se miden estas emisiones en el laboratorio durante las pruebas de homologación.

"La regulación en Europa es un chiste, son pruebas puramente teóricas, no tienen relación con el consumo y uso en un escenario real. Por ejemplo, para probar la contaminación del sistema start-stop en semáforos, en las pruebas encienden el coche un minuto, paran cinco minutos, encienden 30 segundos, paran tres minutos... En una situación real igual estás parado solo 30 segundos y arrancas y enciendes muchas más veces", explica Rubén F. a Teknautas. El resultado es que es muy sencillo para aprobar estos test. La contaminación real de los coches, sin embargo, acaba siendo mucho mayor.

Unos 10 millones de coches diésel en la UE siguen lanzando al aire más sustancias tóxicas de las medidas y permitidas legalmente, según fuentes de confianza.

Pero, al margen de todo esto, el usuario se preguntará cómo quedará el coche afectado por este engaño una vez que haya sido reparado o se hayan hecho los cambios necesarios para que sus emisiones se ajusten a lo regulado y no simulen unas emisiones inferiores a las que realmente emanan de sus tubos de escape. Dicho de otro modo, ¿Correrá menos? ¿Tendrá menos potencia? Este es el verdadero interrogante que la compañía afectada todavía no ha desvelado.

Y por último ¿si pierde potencia, el usuario afectado tendrá garantías ante los tribunales, caso de planear una demanda contra Wolswaguen? Y caso de plantear demanda, es factible pedir que se restituya el dinero pagado por un coche que compró y que ha resultado no ser el que él quería?
El tiempo nos lo dirá.

Isidro Jiménez




martes, 3 de noviembre de 2015

QUÉ PENSARÁN NUESTROS DIFUNTOS

DIA DE LOS DIFUNTOS

Actos tan bonitos aparentemente todos ellos, que han tenido lugar en los distintos cementerios de la geografía española, han sido una manifestación, sincera quisiera creer, del recuerdo entrañable que cada cual tiene de sus difuntos.



 No me parecen tan bonitos esos otros actos cargados, más que de recuerdo u homenaje a los difuntos, de un actuar en el que, valiéndonos de los difuntos, nos importan más los vivos que los muertos, aunque nos valgamos del escenario de los cementerios para escenificar esas ansias de aparentar y distinguirnos entre los vivos. Me refiero a ese impulso humano, muy desafortunado por hipócrita, de importarnos más llevar el mejor ramo de flores y que la lápida de nuestros fallecidos brille sobre las demás y sea objeto de comentarios ostentosos entre los que visitan el cementerio, que lo verdaderamente esencial.


¿Qué buscamos con ese gesto? Creo que hemos confundido el verdadero sentido del día de los difuntos, que hemos paganizado la fiesta como tantos otros actos religiosos, que lo que es en recuerdo de nuestros seres queridos que murieron, lo es para recuerdo de quienes depositaron en la tumba los mejores ramos en señal de ostentosidad y en demostración de que somos los que más queremos a nuestros difuntos. Craso error a mi juicio, si creemos que nuestros muertos nos estarán agradecidos por tal despropósito de valerse de ellos para demostrarnos ante los demás algo tan banal, como lo es superioridad o lucir nuestro mejor atuendo, en señal de indiferencia, menosprecio y desprecio hacia los demás.


No está esa forma de actuar ente los pecados de la Iglesia, pero no estaría de más. Si existe alguien que nos juzgue en vida, con toda seguridad no nos podrá perdonar que este sentimiento de los difuntos, que debería ser puro, lo contaminemos de esta manera, como tampoco los muertos darían su conformidad con esta ceremonia pagana y falta de religiosidad.



Pasó el día de los Santos, llegó el día de los difuntos y todos juntos, como si en cónclave lo hubieran acordado, con la meteorología enviaron borrascas de lluvia y fuerte viento que barrieron cementerios, limpiaron lápidas e hicieron volar los ramos de flores, en demostración de que ellos no aceptan que los suyos les visiten y les disfracen de ostentación, enmascarados en ese egoísmo de un materialismo exacerbado.




isidrojimenez.com