miércoles, 30 de julio de 2014

Reducir el paro a fuerza de crear pobres, ¿una solución a la crisis?

Reducir el paro a fuerza de crear pobres, ¿una solución a la crisis?
El riesgo de pobreza de los trabajadores ha aumentado significativamente con los nuevos contratos por horas y una reforma laboral que facilita rebajar los sueldos: los que no superan el salario mínimo se han duplicado desde 2004
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Con los nuevos contratos por horas, esta imagen se multiplica en los hogares españoles antes de final de mes


ForumLibertas.com
Los últimos datos sobre el desempleo de la Encuesta de Población Activa (EPA), correspondientes al segundo trimestre de 2014, registraron una caída récord de 310.400 parados, lo que en principio es una buena noticia. Sin embargo, encontrar un trabajo no siempre es sinónimo de salir de una situación de pobreza para muchos hogares españoles.

De hecho, en España se está reduciendo el paro a costa de incrementar en muchos casos el colectivo de trabajadores que rozan una situación de pobreza relativa, es decir la de aquellos hogares que ingresan menos del 60% de la renta mediana. Y es que el riesgo de pobreza de los trabajadores ha aumentado significativamente con los nuevos contratos por horas y una reforma laboral que facilita rebajar los sueldos.

Incluso el Gobierno ha presentado una reforma fiscal con una rebaja para las rentas más bajas, reconociendo así la merma salarial que están padeciendo. Su reforma laboral, que facilita las recortes salariales en la renegociación de los convenios, ha provocado una reacción en cadena y ha reducido los sueldos en las categorías inferiores.

El doble de salarios mínimos

Tanto es así que la proporción de trabajadores españoles que no superan el salario mínimo interprofesional (SMI), o sea 9.034,20 euros al año, prácticamente congelado desde 2011, se ha duplicado desde 2004. Muchos de ellos incluso ganan menos porque no consiguen un contrato a jornada completa y se tienen que conformar con trabajar por horas.

En 2004, seis de cada cien personas no superaban el SMI, pero esa proporción se ha doblado con creces y en 2012 ya eran 12,25 de cada cien, según informaba el pasado 14 de julio el diario El País, con datos de la última Encuesta Anual de Estructura Salarial. Y añadía: "en Europa, solo Rumania y Grecia superan a España en riesgo de pobreza de los trabajadores".

“Ha habido un ajuste estructural de los empleos que requerían poca cualificación. [...] Al desplomarse la construcción, esos empleos se han perdido. Algunas personas se han marchado de España pero la mayoría sigue aquí. Y está aumentando la presión sobre los trabajos menos cualificados”, advierte Carlos Martín, del Gabinete Económico de CC.OO.

También desde UGT se muestran datos que ejemplifican el problema. Antonio Ferrer, secretario de Acción Sindical de este sindicato, destaca que se está produciendo un aumento del trabajo a tiempo parcial y de la temporalidad. La mayoría de quienes cobran esa cantidad son mujeres (el 68%). Los sectores más afectados son la hostelería, el servicio doméstico y la agricultura, añade.

Además, “hay una proporción desconocida a los que les hacen contratos a tiempo parcial falsos, pues trabajan toda la jornada”, denuncia Luis Garrido, catedrático de Estructura Social de la UNED, que lleva 30 años estudiando las escalas inferiores del mercado laboral. “Como no les pueden pagar menos del mínimo, es la solución que han encontrado”.

Algunos ejemplos

En su información, El País daba cuenta de algunos ejemplos de trabajadores que están atravesando por esta situación.

Ana Crespo, de 58 años. Trabaja desde el día 1 de julio como limpiadora en una clínica madrileña hasta el 28 de agosto, cobrando 750 euros al mes. Esta divorciada y desde hace un tiempo solo encuentra sustituciones veraniegas. Para reducir sus gastos, se ha mudado a vivir a casa de su hijo y su nuera.

Isabel, 25 años. Masajista, nacida en San Lorenzo del Escorial (Madrid). Su contrato resume la picaresca habitual en el mercado laboral, ya que consta que trabaja cuatro horas diariascuando en realidad trabaja siete. “Cobro 450 cochinos euros”, dice con despecho.

Jesús Ricardo Dulce, 22 años. Llegó a España desde Ecuador a los 12 años. Reparte publicidad junto a una parada de metro. Trabaja tres horas diarias y cobra 250 euros al mes. Como tantos otros que trabajan pocas horas, hace otras tareas. De vez en cuando trabaja en un restaurante en el que cobra 30 euros por jornada. “Una miseria. Lo hago por las propinas”. Con otros apaños y sumando todo logra unos 500 euros al mes, la mitad en negro.

Marina, de 25 años. Recientemente ha empezado su tercer contrato seguido de formación en dos años. Esta malagueña trabaja 36 horas a la semana de cajera de supermercado y cobra 530 euros al mes. “En mi vida he cobrado tan poco”, dice. Y es que los jóvenes son uno de los grupos más afectados por la degradación del mercado laboral español.

Isabel, de 45 años. Es profesora en la Universidad de Barcelona y cobra 530 euros al mes como profesora asociada por 12 horas semanales. Afirma que su contrato se creó para facilitar la entrada a la universidad a profesionales reconocidos, “pero hemos entrado muchos ex alumnos por esta vía. [...] A mi edad no confío en que pueda conseguir un empleo mejor en España. Vivo con lo mínimo", subraya.

Ante el ejemplo de todos estos casos, cabe concluir que, en principio, reducir las cifras del desempleo es una necesidad cada vez más acuciante, pero no se puede considerar una buena noticia conseguirlo a costa de dibujar un escenario de pobreza laboral.

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