jueves, 17 de diciembre de 2015

DOS LOTERÍAS PARA LA NAVIDAD

DOS LOTERÍAS PARA LA NAVIDAD

Desde que en cada casa se monta el árbol de navidad y el belén, se adornan y colocan las luces y algún que otro detalle en la entrada, terrazas o balcones, empezamos a preguntarnos, cada mañana cuando nos levantamos y los divisamos en el salón, cuándo llegará el día en que habrá que desmontarlos y vuelta a guardarlos donde ya no existe espacio porque seguro que otros trastos ya lo ocuparon.

Estamos tan ocupados con nuestro voto para las elecciones, que hasta nos puede parecer un disparate todo el montaje navideño, sin saber a ciencia cierta qué partido las ganará ni qué políticas aplicarán que redunden en paliar el dispendio de regalos, muchos de ellos inútiles, que en torno al árbol se irán a lo largo de las fiestas depositando. De ahí que al hastío de cada año se añadan esas incertidumbres sobre la situación y realidad de nuestros bolsillos en función de los cambios en política económica y laboral, bajada de impuestos y otras promesas prometedoras, y que no valga la redundancia porque son promesas y se han de cumplir y son prometedoras porque se prometieron, lo que está por ver y esperemos a verlo con mucho sigilo y poca prontitud.


Ya vemos a los reyes Magos recogiendo cartas de nuestros pequeños, pronto estarán de vuelta, señal de que terminaron las fiestas, aunque algunos me corregirán con aquello de que "hasta San Antón fiestas son", para no romper con la tradición.

Pero antes, dos cosas importantes son de preocupación en los días venideros: las elecciones del 20-D y la Lotería de Navidad dos días después. Ambos acontecimientos, aun con distinto nombre, son loterías.


En el primero, las elecciones, está por ver el partido que ganará, así como sí obtendrá mayoría suficiente o necesitará al de al lado o al de enfrente para hacer frente a llevar a su primero de la lista a la Moncloa, aunque actualmente no ha de ser necesariamente quien sea nombrado Presidente del gobierno el primero de la lista, como ha ocurrido en Cataluña, que el cuarto de la lista podría ser nombrado para tal cargo, tal vez por aquello de que es Mas y quiso despistar.


En el segundo, la Lotería de Navidad, aun ante la imposibilidad de ser agraciado por la escasa probabilidad habida para obtener el gordo, el sueño de que toque es lo que cuenta y si mientras soñamos disfrutamos, nada mejor que soñar, aunque luego nos sintamos fatal al descubrir que no nos tocó y que cada año pasa igual.
Respecto de las elecciones, no me preguntéis a quién votaré, pues no os lo diré, pero si me atreveré a hacer una quiniela y un sintético análisis de la situación actual.

Todo parece indicar que destaca el partido popular, tal vez porque al grueso de la población española le preocupa un cambio brusco y radical en la economía que pueda crear más complicaciones de las que ya hemos venido sufriendo, motivo por el cual cualquier sensato o poco arriesgado diría que vale más pájaro en mano que ciento volando, porque los que vuelan, que son todas esas promesas, que por los partidos nacientes  y otros de más edad pero con nuevos dirigentes, no dejan de ser promesas y, además, incorrectamente prometidas, por cuanto no se ahonda en explicar el cómo, cuándo y el quantum de lo que se promete, de modo que el ciudadano en general se queda con la incredulidad de sí será mentira o verdad. Pero, aun ganando el partido popular, fácil no lo tendrá, al no obtener las mayorías requeridas para a la Moncloa llegar, al menos sin convencer a otro partido que le permita llevar a la presidencia del gobierno a su líder Rajoy.

Pero quién será quien se arrime al PP para tal fin, también está por ver, pues el más afín es Ciudadanos con Rivera al frente, quien ya se adelantó a anunciar que no habrá pacto con el PP, afirmación que es de dudar puesto que en campaña electoral todo se puede decir si es para un  mayor número de votos conseguir. Después, a campaña pasada, cambia el interés, lo que se dijo es agua pasada y si se puede conseguir gobierno, sea con quien sea, que en este caso sería no un cualquiera sino un partido afín, pues todo vale si es para buen fin. Si no ganara el PP, descartando que gane el PSOE, que ya digo que no ganará, sin duda a Albert Rivera le tocará lidiar con los demás para gobierno formar, porque ni podemos está preparado para llegar tan lejos por su falta de experiencia en el gobierno y la incoherencia de sus programas cambiantes, ni los demás que le siguen en las encuestas son de fiar, aunque cabe la posibilidad de que se alíen unos cuantos pequeños, desde el centro a la izquierda, para erradicar el poder de la derecha, ya que todos los programas de la izquierda sintonizan en la pérdida de derechos y poder adquisitivo de los trabajadores y en la masacre de recortes sociales a todos los niveles que hemos sufrido estos cuatro años, siendo así posible un cambio radical en las políticas de empleo, haciendo políticas de justicia social que haga olvidar ese nubarrón de denigrante defraudación, en la derecha y en la izquierda, que ha llevado a la ruina a una gran parte de la población.


 Respecto al PSOE, sin meterme en cifras que dan escalofríos, es infame el tema de los ERES de Andalucía, pues, no bastaba con que fuera dinero público, era además necesario que ese dinero estuviera destinado a los más necesitados y faltos de empleo. Los defensores de la justicia social, de los pobres, se emplean, junto a esos sindicatos que dicen defender por encima de todo al trabajador, en despojarlos de su sustento. Lamentable, al mismo tiempo que perverso y maligno, que pueda algún político llegar a situaciones tan abominables. 


El PP tampoco se escapa a esta maraña escabrosa de defraudación y corrupción, el caso Gürtel, el caso Bárcenas, etc., etc. hasta más de cien caos de corrupción. Todo el rescate bancario hubiera erradicado tres veces, sí tres veces, el hambre infantil en el mundo, sí en el mundo. Y, sin consultar datos, porque para qué, todo lo defraudado en España, hubiera dado a ésta la posición y la fortaleza de haber visto pasar la crisis como quien ve pasar un pájaro de lejos, tan lejos que no nos hubiera cagado encima.

Ahora estamos endeudados hasta las cejas, pero no cejes en tu empeño de seguir luchando por un mundo mejor y qué mejor que votar el día 20-D, no el 22, que salvo que te toque la lotería, no es ésta lo mejor.

Isidro Jiménez







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