DOS LOTERÍAS
PARA LA NAVIDAD
Desde que en cada casa se monta el árbol de navidad y el
belén, se adornan y colocan las luces y algún que otro detalle en la entrada,
terrazas o balcones, empezamos a preguntarnos, cada mañana cuando nos
levantamos y los divisamos en el salón, cuándo llegará el día en que habrá que
desmontarlos y vuelta a guardarlos donde ya no existe espacio porque seguro que
otros trastos ya lo ocuparon.
Estamos tan ocupados con nuestro voto para las elecciones,
que hasta nos puede parecer un disparate todo el montaje navideño, sin saber a
ciencia cierta qué partido las ganará ni qué políticas aplicarán que redunden
en paliar el dispendio de regalos, muchos de ellos inútiles, que en torno al
árbol se irán a lo largo de las fiestas depositando. De ahí que al hastío de
cada año se añadan esas incertidumbres sobre la situación y realidad de
nuestros bolsillos en función de los cambios en política económica y laboral,
bajada de impuestos y otras promesas prometedoras, y que no valga la redundancia
porque son promesas y se han de cumplir y son prometedoras porque se
prometieron, lo que está por ver y esperemos a verlo con mucho sigilo y poca
prontitud.
Ya vemos a los reyes Magos recogiendo cartas de nuestros
pequeños, pronto estarán de vuelta, señal de que terminaron las fiestas, aunque
algunos me corregirán con aquello de que "hasta San Antón fiestas
son", para no romper con la tradición.
Pero antes, dos cosas importantes son de preocupación en
los días venideros: las elecciones del 20-D y la Lotería de Navidad dos días
después. Ambos acontecimientos, aun con distinto nombre, son loterías.
En el primero, las elecciones, está por ver el partido
que ganará, así como sí obtendrá mayoría suficiente o necesitará al de al lado
o al de enfrente para hacer frente a llevar a su primero de la lista a la
Moncloa, aunque actualmente no ha de ser necesariamente quien sea nombrado
Presidente del gobierno el primero de la lista, como ha ocurrido en Cataluña,
que el cuarto de la lista podría ser nombrado para tal cargo, tal vez por
aquello de que es Mas y quiso despistar.
En el segundo, la Lotería de Navidad, aun ante la
imposibilidad de ser agraciado por la escasa probabilidad habida para obtener
el gordo, el sueño de que toque es lo que cuenta y si mientras soñamos
disfrutamos, nada mejor que soñar, aunque luego nos sintamos fatal al descubrir
que no nos tocó y que cada año pasa igual.
Respecto de las elecciones, no me preguntéis a quién
votaré, pues no os lo diré, pero si me atreveré a hacer una quiniela y un
sintético análisis de la situación actual.
Todo parece indicar que destaca el partido popular, tal
vez porque al grueso de la población española le preocupa un cambio brusco y
radical en la economía que pueda crear más complicaciones de las que ya hemos
venido sufriendo, motivo por el cual cualquier sensato o poco arriesgado diría
que vale más pájaro en mano que ciento volando, porque los que vuelan, que son
todas esas promesas, que por los partidos nacientes y otros de más edad pero con nuevos dirigentes,
no dejan de ser promesas y, además, incorrectamente prometidas, por cuanto no
se ahonda en explicar el cómo, cuándo y el quantum de lo que se promete, de
modo que el ciudadano en general se queda con la incredulidad de sí será
mentira o verdad. Pero, aun ganando el partido popular, fácil no lo tendrá, al
no obtener las mayorías requeridas para a la Moncloa llegar, al menos sin
convencer a otro partido que le permita llevar a la presidencia del gobierno a
su líder Rajoy.
Pero quién será quien se arrime al PP para tal fin,
también está por ver, pues el más afín es Ciudadanos con Rivera al frente,
quien ya se adelantó a anunciar que no habrá pacto con el PP, afirmación que es
de dudar puesto que en campaña electoral todo se puede decir si es para un mayor número de votos conseguir. Después, a
campaña pasada, cambia el interés, lo que se dijo es agua pasada y si se puede
conseguir gobierno, sea con quien sea, que en este caso sería no un cualquiera
sino un partido afín, pues todo vale si es para buen fin. Si no ganara el PP,
descartando que gane el PSOE, que ya digo que no ganará, sin duda a Albert
Rivera le tocará lidiar con los demás para gobierno formar, porque ni podemos
está preparado para llegar tan lejos por su falta de experiencia en el gobierno
y la incoherencia de sus programas cambiantes, ni los demás que le siguen en
las encuestas son de fiar, aunque cabe la posibilidad de que se alíen unos
cuantos pequeños, desde el centro a la izquierda, para erradicar el poder de la
derecha, ya que todos los programas de la izquierda sintonizan en la pérdida de
derechos y poder adquisitivo de los trabajadores y en la masacre de recortes
sociales a todos los niveles que hemos sufrido estos cuatro años, siendo así
posible un cambio radical en las políticas de empleo, haciendo políticas de
justicia social que haga olvidar ese nubarrón de denigrante defraudación, en la
derecha y en la izquierda, que ha llevado a la ruina a una gran parte de la
población.
Respecto al PSOE, sin meterme en cifras que dan
escalofríos, es infame el tema de los ERES de Andalucía, pues, no bastaba con que
fuera dinero público, era además necesario que ese dinero estuviera destinado a
los más necesitados y faltos de empleo. Los defensores de la justicia social,
de los pobres, se emplean, junto a esos sindicatos que dicen defender por
encima de todo al trabajador, en despojarlos de su sustento. Lamentable, al
mismo tiempo que perverso y maligno, que pueda algún político llegar a
situaciones tan abominables.
El PP tampoco se escapa a esta maraña escabrosa de
defraudación y corrupción, el caso Gürtel, el caso Bárcenas, etc., etc. hasta
más de cien caos de corrupción. Todo el rescate bancario hubiera erradicado
tres veces, sí tres veces, el hambre infantil en el mundo, sí en el mundo. Y,
sin consultar datos, porque para qué, todo lo defraudado en España, hubiera
dado a ésta la posición y la fortaleza de haber visto pasar la crisis como
quien ve pasar un pájaro de lejos, tan lejos que no nos hubiera cagado encima.
Ahora estamos endeudados hasta las cejas, pero no cejes
en tu empeño de seguir luchando por un mundo mejor y qué mejor que votar el día
20-D, no el 22, que salvo que te toque la lotería, no es ésta lo mejor.
Isidro Jiménez
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