SOBRE LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA
¿Cuánto
tiempo estaremos bajo la amenaza de cuantos, engañados, pretenden seguir engañando,
sosteniendo como verdad absoluta su mentira, su verdad o su mentira que nunca
han explicado, porque ni ellos mismos saben en qué consiste ni cómo
conseguirla? Me refiero a la independencia de Cataluña.
Más de
uno pensará que todo eso es normal y hasta legal, como lo pensaban cuando se
celebró el referéndum del 1-O, por ello decían que era increíble la actuación
de la policía, a pesar de estar cometiendo un acto de subversión. Y hay que ser
idiota para creer, pero la actuación de los golpistas lo tenía todo muy
preparado para hacer creer en lo que era una farsa. No debemos olvidar que
después de el uso de las redes sociales y de los medios telemáticos, recibiendo
imágenes de cabezas abiertas, agentes arrastrando personas por el pelo, un
montón de heridos, miles que luego fueron dos, unos de los cuales por
enfermedad y otro/a porque se lo inventó, después de todo esto todavía hay
mentes privilegiadas que tienen una fe ciega en lo que quieren. Están un su
derecho, dirán.
Quieren
la independencia y a costa de lo que sea, con las falsedades que haga falta,
arruinando al país, empobreciendo a la gente, obligando a las empresas a huir,
obligando al Gobierno a estar más
pendiente de los insurrectos que de las necesidades del país, estando el
parlament sin actividad pero cobrando los diputados y los ciudadanos a la
espera de que le resuelvan sus problemas. Mientras tanto los líderes
políticos de las formaciones independentistas preocupados por fomentar la
ilegalidad, por actuaciones y pronunciamientos
contra todo lo que representa a España, por ningunear a España, su rey y
sus instituciones, tratando de desprestigiarla como una gran democracia.
Desde
el pasado 1-O no han aprendido nada, ni con la huída de empresas ni con el
revés económico general que representa la sola idea independentista en
Cataluña.
Todos
los estudios económicos sobre una Cataluña independiente se han hecho
considerándola dentro de la Unión Europea o al menos dentro del espacio
económico europeo de mercado único.
Sin embargo, la UE ha advertido en muchas ocasiones que eso no sucederá: si
Cataluña se convierte en un nuevo Estado, sino que deberá solicitar su ingreso
a la institución y cumplir las condiciones rigurosas que esta exige. Un proceso
que demora años. El gobierno catalán quiere creer que, en la
práctica, la UE no llegará a aplicar. Pero no hacerlo sería un precedente que
otras regiones con reclamos parecidos al catalán —como la Baviera alemana o la
Lombardía italiana— podrían intentar aprovechar. Abandonar la UE sería una de
las pérdidas más grandes para Cataluña, ya que dejaría de tener acceso a un
mercado en el que las personas y bienes pueden moverse libremente sin
necesidad de visados o tasas aduaneras.
Las
empresas y universidades tampoco podrían participar en programas europeos de
investigación, que suponen una importante fuente de financiación para muchos
científicos. Por ejemplo, Cataluña tiene asignados
1521 millones de euros en ayudas de los Fondos Estructurales y de
Inversión para el periodo 2014-2020, según datos de la UE.
Una Cataluña
independiente nacería con una fuga de empresas y capitales que no le permitiría
hacer frente a pagos como los sueldos de sus funcionarios "ni los
primeros 100 días", decía el presidente del IEE, cuya sede está en Madrid.
"Nadie le prestaría en euros al Estado
catalán, así que tendría que imprimir su propia moneda y esta sería brutalmente
inflacionista", aseguró a BBC Mundo. "Al no ser miembro de la
Eurozona, su deuda no se podría utilizar como colateral para pedir financiación
al Banco Europeo", afirmó. Cree que el mercado "no le va a dar
opción" a la Generalitat y que esta "pondrá un corralito para que no
se vayan los euros y hasta los catalanes independentistas intentarán sacar su
dinero de los bancos". Utilizar una moneda extranjera significa no poder influir sobre los tipos de cambio ni los de interés.
También puede encarecer las exportaciones, reduciendo así la competitividad.
Una serie
de reveses para la independencia, parte de los cuales ya se hicieron patentes
cuando los bancos comenzaron a cambiar su sede y hasta los propios
independentistas a abrir cuentas espejo o sacar el dinero fuera de Cataluña.
Al quedar fuera de la Eurozona,
Cataluña perdería la red de seguridad que supone el BCN, que durante la crisis
rescató a varias entidades españolas.
Poco tiempo después de que Puigdemont
anunciara que declararía la independencia de forma unilateral, dos de los
bancos catalanes más grandes, el Banco Sabadell y CaixaBank, decidieron
trasladar su sede a otras regiones de España y hasta frenó un poco la caída en
bolsa que se producía desde el referéndum. Si bien esta acción no tiene efectos
a nivel de impuestos ni implica el traslado de empleados, frenó un poco la
caída en Bolsa que venían sufriendo a raíz del referéndum.
Una declaración unilateral de
independencia generaría una "caída masiva de la actividad" que
produciría un desplome de la economía que, a su vez, acarrearía una
destrucción de puestos de trabajo. Según
el ministro de Economía español, Luis de Guindos, el PIB catalán se contraería
entre un 25 y 30 por ciento en caso de secesión.
"En la Segunda Guerra Mundial,
los países perdieron un 25% de su PIB. Estamos hablando de una situación de
guerra en la que mueren millones de personas", dijo a BBC Mundo el
catedrático.
"Si a alguien se le ocurre decir que el PIB de
Cataluña va a caer un 30%, lo que está diciendo es que lo que le va a pasar a
Cataluña es peor que una guerra mundial. No creo que sea el caso", añadió.
Los informes, incluso los de la Generalitat, dan por
sentado que la producción del nuevo país sufrirá un boicot por parte de España.
La razón es que ya hay un antecedente. En 2004, el líder
de un partido independentista hizo declaraciones contra la candidatura de
Madrid a los Juegos Olímpicos de 2012. Esto desató en el resto de España un
boicot contra la industria del cava. Al sector le costó años recuperarse. No es
de extrañar entonces que una de sus dos compañías más emblemáticas, Codorniu,
decidiera a mediados de octubre trasladar su sede social fuera del territorio
catalán y la otra, Freixenet, pueda hacer lo propio.
Durante los 19 días posteriores al referéndum del 1 de
octubre, casi mil, en total 917, empresas retiraron
su sede social de Cataluña, según los datos del
Colegio de Registradores de España. Entre ellas, grandes firmas como Gas
Natural Fenosa, una de las energéticas más grandes del país, que aseguró que se
trataba de una medida "temporal".
Una independencia
no es ninguna broma", añadió el también presidente de la Cámara de
Comercio de España. "Realmente es un despropósito". "El
80% de sus compañías son multinacionales y muy pocas se quedarían. Si están ahí
ahora es porque Cataluña está
dentro de Europa. Si no, tendrían que pagar aranceles",
aseguró Feito. Una de cada tres
firmas exportadoras en España tiene su sede en esta
región, que aporta el 25% de las
exportaciones del país, según los datos del Ministerio de
Economía. Según esta misma entidad, España compra el 40% de los productos que salen de Cataluña y
otro 40% va a parar al resto de la UE. Además, el 14,3% de los turistas que
visitan la región proceden del resto de España.
Cataluña aporta unos 70.300 millones de euros a las arcas
españolas, más que el resto de regiones, según los datos del Ministerio de
Hacienda más recientes (2014). De estos, el gobierno central se queda con unos 11.500 que utiliza para ayudar a áreas más pobres como Extremadura o
las ciudades de Ceuta y Melilla. "En otras palabras, España hace
negocio", opinó Sagués.
Con 22 kilómetros de muelles y amarres, en 2016 tuvo un
tráfico de toneladas superior a los 48 millones.
El puerto resulta clave también para
el turismo: casi cuatro millones
de pasajeros pasaron por ahí el año pasado. Además,
cruceros como el Harmony of the Seas, el más grande del mundo, lo tienen de
base.
el puerto relevante ubicado en
Cataluña es el de Tarragona, donde también se encuentra la mayor red de la industria química del país.
En Cataluña, operan varios
aeropuertos, entre ellos, El Prat, que rivaliza en número de pasajeros con el
de Adolfo Suárez-Barajas, en Madrid. El año pasado vivió el mejor de su historia, con 44,1 millones de viajeros. La
región también acoge a dos de las seis centrales nucleares que hay en España y
que producen el 40% de su energía
nuclear.
Uno de los temas más espinosos es el de la deuda externa
que tendría el nuevo Estado catalán. Los informes del CATN dicen que Cataluña
debería asumir la deuda que se encuentra a nombre de la Generalitat, los gobiernos provinciales y los municipales.
Esta asciende a
unos 90.000 millones, que equivale al 35,4% de su PIB. De estos, 61.000 millones
corresponden a compromisos con el gobierno de España. Pero la deuda a nombre
del Estado español se utiliza para gastos e inversiones en beneficio de todas
las regiones, incluida Cataluña, por lo que muchos insisten en que esta debería
hacerse responsable de su parte correspondiente. El exdirector de la Bolsa de
Barcelona, José Luis Oller, cifró en 180.000 millones de euros el peso de la
economía catalana en la deuda del conjunto de España durante un debate
celebrado hace dos años en el Colegio de Economistas en Barcelona, según
publicó entonces el diario El País. Además
indicó que había que sumar el valor de los activos que el Estado tenía en
Cataluña, que estimó en 50.000 millones de euros. La deuda total de una Cataluña independiente, según sus cálculos en
esa época, era de unos 290.000 millones de
euros o el 145% de su PIB. El CATN niega que Cataluña deba
aceptar las deudas contraídas para inversiones y obras realizadas fuera de esta
región. Sin embargo, aconseja negociar aquella deuda que no se pueda atribuir a un territorio concreto, siempre
que el Estado español transfiera al nuevo país parte de los activos que fueron
comprados con ese dinero.
Por ejemplo, si el España se endeudó para crear una
empresa pública que funcione a nivel nacional, Cataluña asumirá parte de la
deuda siempre que reciba las acciones correspondientes de esta compañía.
Como las posibilidades de negociación parecen ser pocas en
este momento, en caso de secesión, lo más probable es que España tenga que
pagar sola el total de las deudas mientras dirime el conflicto con el nuevo
país en los tribunales internacionales, según explicó Feito.
Cataluña también cree que España
debe repartirle
"equitativamente" los bienes públicos que se encuentren fuera del
país como las sedes embajadas, las plataformas
petrolíferas, las bases militares, las cuentas corrientes en bancos extranjeros
y los satélites espaciales, según el CATN.
España es una potencia turística y el
año pasado batió récords con 75,3 millones de visitantes
extranjeros, casi un 10% más que en 2015. Pero casi una cuarta parte (el 22,5%), tiene como destino Cataluña,
que en 2016 recibió a 17 millones de viajeros foráneos. Unos cuatro millones
menos que la región que ocupó la segunda posición: las islas Baleares.
Sus 580 kilómetros de costa ofrecen playas paradisíacas a
las que se puede acceder con facilidad en tren o autobús. En invierno, sus
montañas en los Pirineos están entre las favoritas de los esquiadores.
Pero la región también tiene una
importante oferta cultural gracias a su riqueza en Patrimonios de la Humanidad como las obras del arquitecto Antonio Gaudí que
se reparten por toda Barcelona. Entre ellas, se encuentran el Parque Güell, la
Sagrada Familia y la Casa Milà. No solo estas quedarían fuera de España, sino
que la Generalitat también podría exigir la devolución
de los archivos, bienes culturales y patrimonio nacional que hagan referencia a
Cataluña o cuyo autor haya sido catalán, según el CATN. Esto
significaría que obras de autores como Salvador Dalí o Joan Miró que en la
actualidad se conservan museos madrileños como el Reina Sofía deberían
entregarse al nuevo Estado.
Esperemos que no se llegue nunca a negociaciones
sobre los repartos.