Se halla en muchas partes del mundo. Es conocida por
huéspedes silvestres.
Los huéspedes silvestres son palomas y torcazas (Columbidae). En los entornos domésticos han sido registrados en
33 géneros, 13 familias, y 8 órdenes de aves.
También existe este ejemplar en Facebook, con el nombre de
Mosca Cojonera Revolucionaria. Nombre éste que sintoniza bastante bien con la
finalidad de las "moscas cojoneras", que es revolucionar todo cuanto
tocan y destruirlo si es necesario, sin una razón aparente o lógica y, en
muchos casos, con el beneplácito de los tontos que les rodean.
La célebre mosca cojonera, cuya frenética actividad ha logrado
acabar con la paciencia de millones de personas en todo el mundo, no muere ni
aun ingeriendo un excremento en mal estado. El deceso del insecto, de
producirse, sería recibido con alivio en numerosos puntos del planeta, si bien
hay que reconocer a este ejemplar animal su enorme capacidad para llamar la
atención de la gente.
“Desestabilizó gobiernos enteros, acabó con instituciones públicas
y privadas y con matrimonios que se encontraban al borde de la ruptura y
consiguió que, en su intento por detenerla, miles de personas se abofetearan la
propia cara”, declaraba el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban
Ki-Moon. La mosca cojonera demostró, según Ki-Moon, que en un entorno dominado
por la acción humana es posible conseguir lo que uno se propone aunque se esté
en inferioridad de condiciones. “Era el Gandhi de las moscas, aunque un Gandhi
malo. Era como Gandhi pero quitándole el buen rollo. Bueno, no sé, quizá no era
como Gandhi”, ha añadido el Secretario General.
Con un método mucho más agresivo y directo que el de la célebre
mosquita muerta, la mosca cojonera empezó su andadura provocando simples
altercados en rebaños de vacas. Cuando su solvencia en este sector era ya
indiscutible, se atrevió a dar el salto a la especie humana acabando con la
paciencia de los niños y, finalmente, adentrándose también en el ámbito de los
adultos. Aunque su fama fue un tanto eclipsada por la acción del marketing
telefónico, las canciones de Jarabe de Palo y, más recientemente, por el
estruendo de las vuvuzelas, la mosca cojonera logró formar parte de la cultura popular
e inspirar el comportamiento de miles de personas insoportables.
Emplazo a aquellos que fueron atacados o exterminados por la mosca
cojonera a mantener un minuto de ruido insufrible en honor al animal “cuya
pérdida, desgraciadamente, podrá ser reparada por cualquier imbécil”.
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