REFLEXIONES PREVIAS
AL VOTO
Elecciones Generales 20-D de 2015
Me encuentro en un momento de esos que denominaríamos de
crispación, pues no puedo hallar el momento más idóneo en el que poder
centrarme para reflexionar en la mar de cosas que chispean en mi cabeza,
discurriendo a todo galope por las
distintas áreas y lóbulos de mi cerebro,
cosas todas ellas que requieren de un profundo razonamiento unas y de un
ejercicio de rechazo otras, todas ellas dirigidas y enfocadas hacia la
consecución de obtener el análisis correcto a través del cual deducir cuál ha
de ser mañana mi voto.
Me imagino ante una bola de cristal y, sintiéndome pitonisa
o vidente, trato de ver el futuro de España intentando tener la realidad exacta
de un futuro incierto. En este ejercicio nuevo de médium me pasan infinidad de
imágenes.
Por un lado veo líderes mesiánicos que tratan de ser eso,
el mesías de su comunidad, pero que su principal objetivo no es otro que el de
pasar a la posterioridad como héroes de la historia y de grandes hazañas. Veo
por otro lado el resurgir de nuevas figuras, más de barro y paja que otros
talentos que abundan en la sociedad, que se afanan en la persecución del poder,
el escaño del Congreso y la pensión, coches y escoltas del futuro y, por qué
no, el formar parte de los Presidentes de esta etapa que le hemos llamado de
transición. Ahondo más en el fotograma de mi entendimiento y vislumbro que,
mientras unos tratan de resurgir y aposentarse, otros intentan y luchan por
seguir en el poder argumentando que son la solución y que sin ellos España irá
a la deriva o retornará a lo que ya llaman pasado, aunque bien es cierto que
todavía la crisis, no la estamos pasando, es que no hemos salido de ella, pues
fue el crédito su medio de solución y el crédito es crédito porque se paga en
el tiempo para devolver la deuda mejor.
Todos ellos, lo que ansían la heroicidad, lo deseosos de
llegar al poder y los que están por renovarlo, han hecho un ejercicio frenético
intentando influir en las gentes para conseguir con sus gestos de acercamiento,
sus propuestas y discursos, sus programas y campaña en general que sea su lista
la que el votante deposite en la urna.
De los mesiánicos y los componentes de su congregación,
no me apetece ni hablar, pues a la vista están sus pretensiones y ni merece la
pena seguirles el juego haciéndoles héroes de la historia por el hecho de
quedar para la posterioridad en mi blog, cuando en realidad ni en la historia
nunca se les ha de nombrar, así lo considero yo, para que las nuevas
generaciones nunca falsamente los puedan aupar.
Las figuras salientes como nuevos aspirantes al poder, me
preocupan si cabe más, porque son primerizos y faltos de experiencia y nos han
venido hablando en los mítines, debates y televisión como si estuvieran
fraguados ya en la, como diría Platón, la res pública, o en la gestión pública
como ahora decimos. Todos nos han venido anunciando que, de todo lo que se ha
hecho, nada bien hecho está y que en mayor o menor medida habrá que cambiar y
hasta algunos llegan más lejos cuando sostienen que la Constitución hay que
modificar o que es necesario derogar la Reforma Laboral. Estos mismos nos han
venido hablando de cifras que gracias a internet cualquier votante puede
encontrar, pero pretendiendo a veces engañarnos con medias mentiras o falta de
verdad o callando porque el que calla otorga.
Pero sin duda se lo han currado, se han adaptado con
rapidez a los medios, se han acercado a la ciudadanía en despliegues
importantes por el país, hasta el punto que han obligado a los de siempre a hacer
otro tanto de lo mismo y olvidarse del plasma. Han creado un clima de campaña
electoral algo diferente y hasta han creado algún episodio, en el debate de
dos, que a la ciudadanía le ha gustado al oír lo que decían y que, después en
la reflexión, tal vez lo hayan considerado fuera de lugar y una pérdida de
temple para quien aspira a templar la España actual, sobre todo teniendo en
cuenta que los partidos de ambos debatientes no han de enseñar los dientes en
tema de corrupción. Han rectificado muchas veces en temas de importancia y,
aunque se dice que el rectificar es de sabios, en política no se puede jugar
con rectificaciones, que el pueblo llano ya comprendió el error del político
antes de que éste rectificara, pues jugar con las ideas en temas candentes,
cambia a la gente su idea sobre el anunciante.
Tenemos una oportunidad de votar más complicada que otras
veces en que teníamos dos alternativas diferenciadas y homogéneas, la derecha y
la izquierda. Ahora tenemos otro tanto de lo mismo, pero más disperso. Esa
dispersión es la clave del rompecabezas, pues es notorio y sabido que, a falta
de una mayoría absoluta de ningún partido, habrá que formar gobierno contando
con esos dispersos, por llamarlos de alguna manera, pues la pugna está en los
porcentajes de voto de quienes por primera vez aspiran a la Moncloa.
Los que comulgan con la derecha deben tenerlo más claro a
quien votar, por el hecho de que el partido de derechas tira al centro y el de
centro tira a la derecha, de ahí que su alternativa entre uno y otro sea más
modesta, porque votando a uno u otro votando a la derecha estará. Pero, los que
se posicionan en la izquierda, se juegan mucho más con su voto y su confusión
ha de ser mayor, al encontrar tanta izquierda en fragmentos que puede llevar al
votante al desconcierto de votar sin acierto.
Comulgues con quien comulgues, seas afín a la derecha o
la izquierda, seas indeciso o tengas tu voto resuelto, no has de caer en el
error de la abstención, de lo contrario no contribuirás a una España mejor.
Isidro Jiménez
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